Saber cuidar de la viña del Señor y no pensar que todo es nuestro en exclusiva
Saber cuidar de la viña del Señor y no pensar que todo es nuestro en exclusiva. No somos dueños, solo arrendatarios, no podemos querer todo para nosotros, sin pensar que Dios quiere una parte, no para Él y sí para aquellos son sus preferidos, los pequeños y los pobres.
