El 13 de agosto de 1879: Primera extensión apostólica de la Congregación de hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción.
Las páginas más bellas de nuestra Congregación, y de nuestra propia vida se han escrito en contextos de especial pobreza, de abandono, sin grandes seguridades y certezas claras, en medio de la contradicción, en el corazón muchas veces de las tinieblas, de la falta de luz de la que habla tanto nuestra fundadora. Pero es la experiencia que empuja a encontrarse con fuerza con quien es la luz y con la misma fuerza a propagarla e incendiar a otros de su fuego. Eso pasó con la primera extensión apostólica de la congregación, fundación en Saintes un 13 de agosto de 1879.
Dejemos que la historia del paso de Dios por nuestra vida nos siga formando y animando en nuestra oración y en nuestra misión.
Hay una carta de obediencia entregada por Madre Hedwige a las hermanas que fueron designadas a Saintes. Son motivación, estímulo, afecto maternal y orientaciones para iluminar la itinerancia. Descripción clarividente de la responsalidad inherente a la superiora, a la asistenta, a la comunidad. Una página que puede iluminar hoy nuestra oración y nuestra vida, el cómo aceptamos las designaciones a la misión… (De las tinieblas a tu admirable luz. Pág. 91)
“Mis bien amadas hijas en Nuestro Señor:
Llegó al fin este momento a la vez doloroso y consolador para el corazón de vuestra Madre.
La dulce Providencia del Maestro, que vela sobre nuestra frágil cuna, manifiesta su adorable voluntad.
Es necesario extender las ramas de nuestro árbol tan querido, para que cobijen otras tierras y a otras almas.
Dichosas son aquellas, que Jesús destina para ser los instrumentos de esta difusión del espíritu de nuestra pequeña comunidad.
Es necesario extender las ramas de nuestro árbol tan querido, para que cobijen otras tierras y a otras almas.
Que Dios bendiga sus pasos y sus actividades y que ellas sean en todo y siempre “el buen olor de Jesucristo”.
Soeur Marie Elizabeth, la hemos escogido a Ud. para ser la Superiora de esta joven comunidad. Que sus compañeras encuentren en Ud. a una tierna y vigilante Madre. Recuerde siempre, que el depósito de nuestra Regla está entre sus manos; Ud. debe ser fiel expresión de ella en su conducta y su guardiana por sus cuidados, para no dejar abrir la más pequeña brecha.
Querida Soeur Marie Stanislas, está Ud. llamada a ser Asistenta de la nueva Comunidad. Esto le dice que la Madre Superiora deberá encontrar en Ud. la más sumisa y la más abnegada de sus hijas. Una carga compartida pesa menos. Así pues, será Ud. para ella una ayuda y un reemplazo en caso necesario.
Soeur Marie Celestin y Soeur Marie Germaine, la Divina Providencia las destina también a nuestra Casa de Saintes.
Me parece, que al fin de este dichoso y santo retiro, Uds. están decididas a seguir el impulso de la gracia y a marchar por el camino del renunciamiento y de la abnegación, que se abre delante de Uds. pero, dejando la Casa Madre y a las hermanas, no se separan de nosotras; los lazos de la más tierna afección, no cesarán de unirlas a nuestra querida Casa Madre, piadosa cuna de Vida Religiosa.
Vayan pues, hijas mías, provistas de la bendición de Dios y de vuestra Indigna Madre; que todas nuestras bendiciones, a más de las virtudes practicadas y de los sacrificios que podamos realizar, atraigan las infinitas misericordias del Señor sobre sus pequeñas siervas.
Vuestra Madre y Superiora General Soeur Hedwige Portalet
Toulouse, Agosto 10 de 1879 – Fiesta de San Lorenzo
(Historia de la Congregación. Pág. 147,148)