“¡Animo! Que yo le digo que no hay que temblar”.
Hoy es un día propicio para recordar a grandes mujeres que sin declararse feministas vivieron a fondo su ser de MUJERES.
Como Dominicas de la Inmaculada no podemos dejar de recordar a la fundadora y Madre, Hedwige Portalet. Que como ella pongamos nuestro toque femenino de mujeres a cada paso de nuestro camino, en cada respuesta a las exigencias de nuestra ruta, haciendo de nuestra existencia un don maravilloso, entregado a cambio de nada; trabajando sin tregua, sin que el aceite de nuestra fe se extinga jamás, para alumbrar la noche de la ceguera, la duda o la impotencia. Lograr transformar la casa de los ciegos de hoy en un hogar donde las marejadas de la vida se abaten, a la orilla del amor y del servicio.
Aprendamos de la fuerza de Catalina de Siena, de Rosa de Lima y de tantas mujeres que entregaron sus vidas para hacer que el mundo sea más grande y más humano.
Y de la Madre y Mujer por excelencia, la Virgen María. Pongámonos a sus pies y aprendamos de ella a ser auténticas y valientes mujeres para este tiempo.

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