La congregación de hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción nace en Francia. Estando aún viva nuestra fundadora es solicitada para fundar en América Latina. Inicia a extender sus ramas en la fundación de un leprosorio en Cuenca Ecuador, posteriormente fueron solicitadas desde Trujillo para evangelizar en suelo peruano.
Llegan al Perú para evangelizar a través de la educación, desde allí se extendieron a partir de 1898. En ese año se funda el Colegio Nacional Santa Rosa de Trujillo y posteriormente muchas otras obras dedicadas a la Educación de niños y jóvenes a lo largo y ancho de nuestro Perú. Las comunidades de Perú, Argentina e Italia forman parte de la Provincia Santa Rosa.
Tomamos como protectora a la mujer que en el siglo XVII se convierte en la primera mujer Americana en ser declarada santa por la iglesia católica, mujer, latina, pobre, iletrada, y consagrada desde la vida laical. Una mujer que desde su casa hace posible ser una lumbrera de amor para el mundo.
En este año de la misericordia como Provincia tomemos como modelo a Santa Rosa por su gran amor por los necesitados. El Papa Francisco en el jubileo de los sacerdotes en este mes de junio de este año decía: “El Catecismo de la Iglesia Católica, hablando de las obras de misericordia, cuenta que santa Rosa de Lima, el día en que su madre la regañó por acoger en casa a pobres y enfermos, santa Rosa de Lima sin dudar le dijo: «Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, somos buen olor de Cristo» (n. 2449). Ese buen olor de Cristo ─el cuidado de los pobres─ es característico de la Iglesia, siempre lo ha sido. Pablo centró aquí su encuentro con “las columnas”, como él les llama, con Pedro, Santiago y Juan. Ellos «nos piden solo que nos acordemos de los pobres» (Gal 2,10). Esto me recuerda un hecho que he contado algunas veces: recién elegido Papa, mientras continuaba el escrutinio, se me acercó un hermano Cardenal, me abrazó y me dijo: “No te olvides de los pobres”. El primer mensaje que el Señor me hizo llegar en aquel momento. El Catecismo dice también, de manera sugestiva, que «los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia, que, desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos» (n. 2448). Y eso sin ideologías, solo con la fuerza del Evangelio”
Hermoso tener como patrona a una extraordinaria mujer que transmitió el buen olor de Cristo y la luz de su misericordia. Mujer de contemplación y de gran compasión y amor a los pobres.
Que su presencia abrace a cada dominica de la Inmaculada Concepción y a todos los laicos de la familia DIC de esta Provincia de la Congregación.
Hermanos y hermanas, que en esta fiesta nos ayude el Señor a purificar nuestro corazón y nuestra vida y que su Palabra ilumine todos los espacios de nuestra existencia y nos haga realmente “Predicadoras de la Verdad y portadoras de la Luz”.
Hermosa canción a Santa Rosa
Una canción a nuestra Patrona para nuestros niños