¿Qué luz? No es la luz artificial…
Es la luz “sobrenatural” que nos hace ver que la luz natural es necesaria para poder ver pero hay personas que, aunque haya esta luz o la artificial, no pueden ver, porque su vista, sus ojos, por diversos motivos no están sanos o no los tienen: es lo que llamamos ceguera, falta de visión en diversos grados, algo que, solo en parte tiene remedio o curación.
Pero, para comprender el asunto de la luz en Madre Hedwige, hay que ir más “arriba”, al origen de toda luz: a Dios que es “luz de luz”. Esta luz es la del fuego del amor de Dios que es Amor. Esta es la luz que iluminó su mente y su corazón, expresada en la compasión por las personas, niños y jóvenes especialmente, que padecían la enfermedad de la ceguera.
Esta es la luz que ella transmitió: la luz de la caridad que dejó en herencia a sus hermanas.
Esto es lo que la llevó a su decisión de dedicarse a ellos y, en definitiva, a fundar en 1869 la Congregación de Hermanas Docentes de la Inmaculada Concepción. Pero, quince años después, al hacer propio también el carisma de Santo Domingo de Guzmán, “Lumen Ecclesiae” (Luz de la Iglesia), enriquecieron su carisma y su obra se proyectó a iluminar con la luz de Cristo a los “ciegos de la fe” por la ignorancia religiosa y en general; la congregación se convirtió entonces ya en dominicas de la Inmaculada Concepción. Predicadoras de la Verdad y Portadoras de la Luz de Cristo.
La fidelidad de las Dominicas de la Inmaculada Concepción a su carisma consiste primero, por tanto, en alimentar ese fuego del amor divino y dejarse iluminar por esa luz de Cristo para ser luminosas por su testimonio de vida para, al mismo tiempo, iluminar la vida de los demás: niños, jóvenes, enfermos… con la luz de la Palabra de Dios a través de la educación y la diversidad de su actividad pastoral.
Las hijas de Madre Hedwige Portalet, estamos llamadas a poner luz sobre tanta “ceguera” que hay por el mundo: ateísmo, ignorancia, miseria, drogadicción, desesperanza, depresión, etc. Ella nos invita con su palabra y con su vida a que nos acerquemos a cada corazón necesitado de paz y esperanza, necesitado de Jesús, que es la Luz, el Camino, la Verdad y la Vida.