Desde los inicios de la Congregación compartir la vivencia del carisma con los laicos, ha sido una opción muy importante y enriquecedora. En primer lugar sintiéndonos comprometidas como consagradas a vivir esta fuerte espiritualidad basada en el carisma de ser Luz y en la espiritualidad de Domingo ponemos a disposición de los laicos la riqueza de este don que Dios regala a su Iglesia por medio de Hedwige Portalet, ofreciendo un estilo, una pedagogía, una base, unas cualidades de acuerdo a cómo deben vivir no sólo los deberes que todos los bautizados deben vivir en el mundo, sino los mismos deberes que todos los hombres viven en las realidades terrenas desde la riqueza de nuestro carisma DIC.
La vida de Hedwige nos compromete a discernir cada vez más los lazos de pertenencia y el acompañamiento a los laicos en su vida de compromiso como profesionales, como cristianos y como seres humanos para ser anunciadores de la Luz y la Verdad en sus vidas.
Por ello cada Provincia se esfuerza por la formación sistemática de estos hermanos nuestros.