Cómo vivimos

Como dominicas vivimos en comunidad desde un afianzamiento maduro y convincente en Jesucristo, pero desde el doble movimiento que el Espíritu suscitó desde el comienzo en la Orden y que pasó a ser una consigna para los dominicos, de la cual nuestra fundadora se enriqueció: “el Contemplata aliis tradere” que requiere, exige y propone espacios de oración y de búsqueda del rostro de Dios presente en la Palabra, en la Eucaristía, en los hermanos; de esta contemplación surgirá la contemplación de la luz de su rostro en el mundo al que se nos envía.

Este espíritu movió a nuestra fundadora la Sierva de Dios Hedwige Portalet en quien el amor tomaba diferentes formas en la comunidad: la palabra llena de sabiduría, la tolerancia y el perdón, la confianza, la corrección misericordiosa, la justicia, la ternura y la esperanza.

Por ello como Dominicas de la Inmaculada Concepción vivimos el carisma de “Predicar la Verdad y portar la Luz de Cristo” no en solitario sino viviéndola en fraternidad y uniendo nuestras vidas para que la luz de la unidad sea la primera que ilumine la vida de nuestros hermanos con quienes compartimos cada día la misión.

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A ejemplo de nuestra fundadora intentamos ser presencia  que inspira serenidad y confianza, que comparte alegrías y sufrimientos, trabajos, logros y temores “sabiendo que el buen Dios alivia las amarguras con las más puras alegrías” (M. Hedwige) de la compañía y de la cercanía fraterna.COMUNIDAD