La Espiritualidad dominicana se puede definir como la manifestación y cultivo del espíritu que Santo Domingo infundió a su Orden en medio de la Iglesia. La Espiritualidad Dominicana es ante todo, la vida de Santo Domingo y de la Familia Dominicana.
Es la Espiritualidad cristiana vivida al estilo de Santo Domingo; es el seguimiento de Jesús practicado con el estilo de Domingo; es la vida vivida con el Espíritu de Jesús, en la forma que Domingo la vivió.
Es necesario recordar nuestras fuentes y nuestro pasado (orígenes y tradición); indagar nuestro presente y vivirlo proféticamente al estilo de Santo Domingo, un estilo, una forma de seguir a Cristo que Hedwige Portalet escogió para su congregación.
No es fácil definir la espiritualidad dominicana pero sí hay ciertos conceptos que encuentran un amplio eco y son criterio en nuestra espiritualidad. “Fraternitas”: diálogo, escucha de la palabra del otro, acompañamiento… “Veritas”: sinceridad, franqueza, rectitud de corazón, trasparencia… “Studium”: confrontación con la Palabra de Dios, sabiduría, claridad…. “Contemplatio”: observación, admiración, oración privada y común… (Fr. Domicio Redondo ).
Según P. Felicísimo Martínez Díez, O.P. anota cuatro características de la espiritualidad dominicana: Cristiana, Encarnada, Cristocéntrica y Evangelizadora.
“La audacia de Santo Domingo es la de quién se apoya en los valores esenciales y permanentes del pasado para mirar de frente e ir adelante: la audacia del futuro“. Fr. Vicente de Couesnongle.
Todos estos elementos, de cierta manera, muestran cómo seguimos a Jesucristo según el estilo que nació con santo Domingo y que fue desarrollado por sus hermanos en la Orden de Predicadores y que Madre Hedwige Portalet la asume como familia dentro de la Iglesia.