A penas habían pasado cinco años de la muerte de Madre Hedwige Portalet, que la misma dominica valiente que en 1888, había levantado su voz para decir “si nadie quiere ir, yo me ofrezco” se encaminó desde Cuenca hacia la República del Perú: madre Marie Dominique Fonds.
Por intercesión de ella y el impulso de madre Françoise Lohier, en el año 1899, retoñaba otra rama en América Latina, en Perú.
El 28 de julio de 1899, entraban las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, en la ciudad de Trujillo. La comunidad estaba integrada por tres hermanas francesas y cinco ecuatorianas.
Las hermanas llegaron para hacerse cargo del primer colegio de mujeres el: Colegio Santa Rosa de Trujillo, el cual ha sido semillero fecundo de vocaciones entre las alumnas educadas por las Dominicas de la Inmaculada Concepción.
Así, la fundación del Perú se consolidó, a la sombra y bajo el patrocinio de una MUJER PERUANA, que labró su santidad en la espiritualidad de Santo Domingo, y de ella tomó su nombre: Provincia SANTA ROSA.
La provincia se ha expandido en los países de Italia y Argentina, en la actualidad cuenta con 27 comunidades, 2 casas de formación, y 35 obras donde las hermanas realizan diversos apostolados.