Madre Françoise Lohier, co fundadora de la Congregación
Nació el 24 de Enero de 1839 en Bretagne, Francia, de un hogar cristiano, de donde también creció la vocación de un sacerdote.
Colocada a temprana edad en un internado de Josselin, se distinguió especialmente por su capacidad para estudiar. Desde joven se sintió atraída por el Señor, y aunque su vida de fe la llevaba a vivir como una buena cristiana practicante, siempre había una interrogante en su corazón que no tenía respuesta concreta. Pero apenas volviendo a la casa paterna, escuchó la llamada divina, pero la Madre Lohier tarda todavía unos años en dar la respuesta al Señor, le costaba tanto dejar su familia querida. Sin embargo, una vez decidida, fue con todo el ardor y generosidad de su rica naturaleza. ¡Pero cuantas pruebas le esperaban!
En Marsella conoce a las hermanas de María Inmaculada, las frecuenta, y en la búsqueda de respuesta a las preguntas que tiene su corazón solicita hacer la experiencia en la comunidad de Toulouse.
El 9 de enero de 1867 llega Françoise a Toulouse y es acogida por la comunidad. Durante el tiempo de experiencia demostró su empeño en el trabajo y su servicio generoso y pronto; su franqueza, sinceridad y apertura le valieron para ser solicitada rápidamente en muchas tareas de la joven comunidad.
Françoise llega a la Comunidad en el momento de las contradicciones; pero la llamada del Señor había tocado su corazón. Ella no se amilana y siente la fuerza del Espíritu Santo.
El 24 de mayo de 1869 fue la vestición del hábito, tenía 30 años cuando decide unirse al proyecto de Hedwige Portalet, después de hacer su discernimiento en la comunidad de Toulouse, se abandona totalmente a la Voluntad de Dios.
El 3 de octubre de 1869 acompaña a Madre fundadora, es testigo excepcional y cofundadora de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción.
El 9 de octubre de 1869 pronunció sus primeros votos de pobreza, castidad y obediencia para unirse en esta familia religiosa y para hacerse predicadora de la Verdad y portadora de la luz de Cristo.
Participó de todos los proyectos de la naciente comunidad, orando desde el alba fervorosamente, dejando a los pies del Sagrario todos los asuntos diarios, su fe le decía que nadie mejor que el Maestro para conducir la tarea. Celebró jubilosa todas las luces y los pequeños triunfos de las hermanas, de los niños del instituto y supo mantenerse de pie y acompañar a la Madre fundadora y a las hermanas en los momentos de la prueba y de las noches sin luz.
El 21 de mayo de 1877 hace su profesión perpetua, recibe de manos del Arzobispo los votos que le unirán al Esposo Divino, hasta la muerte.
Trabajó incansablemente junto a Madre Hedwige en la realización del proyecto de la Casa Madre, primer local propio de la Congregación, en la calle Montplaisir 13, el calendario señalaba el 24 de noviembre de 1870 como el día de la bendición del nuevo hogar, donde funcionaron un taller para jóvenes ciegas y una escuela para niñas videntes.
El 8 de diciembre del 1884 estuvo presente en la afiliación a la Orden de Predicadores, tomando como nombre propio, Congregación Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción. Conoció muy de cerca al Padre Jacinto María Cormier, como consejero, amigo y benefactor, escribiendo con su puño y letra de este santo varón, “Desde este día consideramos al Padre Cormier como nuestro fundador” dijo ella.
Su caridad solicita y su fervor, su tarea generosa y su servicio pronto, su piedad concreta y su constancia, fueron virtudes que hicieron propicia su elección como Maestra de Novicias.
El 21 de mayo de 1887 con el voto unánime de la comunidad fue elegida Madre Hedwige, canónicamente Superiora General y Madre Françoise, Asistente General de acuerdo al ceremonial aprobado para tal efecto.
En 1889 ve partir junto a Madre Hedwige, a cinco de las hermanas con el blanco sayal dominico; surcando las aguas del Atlántico van hacia América confiadas en la Providencia y con la bendición de su fundadora y la compañera del proyecto.
En agosto de 1894, la Casa Madre y el Noviciado se trasladan temporalmente a Mazères al local del Colegio Apostólico de los Padres Dominicos. Regresaron a la Casa Madre de Toulouse el 13 de Octubre de 1896. La resolución fue tomada después de las acerbas pruebas sufridas en Toulouse. Itinerancia dolorosa. “Cuando se sufre, la esperanza esconde las espinas del futuro, y nos da valor para afrontar las dificultades del presente” (Françoise Lohier.)
La Casa Madre de Toulouse volvió a manos de la Congregación en octubre de 1899, gracias a las gestiones de Madre Françoise Lohier.
El amanecer del 16 de noviembre de 1894 fue un día de combate para toda la familia religiosa, la salud deteriorada de nuestra querida madre fundadora por tantos afanes, reclamaba abrazarse al Padre de los cielos.
Madre Françoise Lohier continuó escribiendo el cuaderno Memoria de Madre fundadora, ella mejor que nadie pudo continuar esta historia por que le tocó ver, vivir, y compartir los orígenes y los inicios de nuestra familia religiosa.
El 20 de diciembre en Mazéres, de 1894 la comunidad reunida en pleno, presidida por el Obispo de Pamiers elige a Madre Françoise Lohier como primera sucesora de Madre Hedwige Portalet como Priora General de la Congregación.
Madre Françoise aprueba la iniciativa de las hermanas del Ecuador para hacer una fundación en Trujillo (Perú) el año 1898. Este sería el sarmiento vigoroso de una nueva Provincia bajo el patrocinio de la Rosa más grande de América, Santa Rosa de Lima.
Considerando la situación anticlericalista de Francia, en previsión de ser expulsadas y para extender el reino de Dios funda con la anuncia de su Consejo, en 1905 una Casa para ciegas en San Sebastián – España.
El 27 de agosto de 1906 es reelegida por tercera vez Priora General, con la presencia del Maestro de la Orden Jacinto María Cormier. Se solicita la dispensa respectiva a Roma, la que es aceptada.
Se erige oficialmente las casas de Ecuador en Provincia. En este mismo Capítulo se hace una nueva revisión de las Constituciones, que son sometidas a la revisión del Padre Cormier y después a la Sagrada Congregación de Religiosos.
Envía las Constituciones en idioma francés a la Provincia del Ecuador en el año 1907.
Recibe durante su Priorato la aprobación definitiva de la Congregación el 15 de setiembre de 1910, concedida por el Papa Pio X.
Dirigió los destinos de nuestra familia religiosa hasta el Capítulo General de 1920, donde fue elegida la Madre Marié du Sacré Coeur Monnier como tercera Priora General de la Congregación.
Después de ardua y fecunda tarea apostólica parte a la mansión celestial el 16 de abril de 1925 en Pompignan, a los ochentaisiete años de vida y cincuentiseis años de vida religiosa.