Al 2028, la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, abierta a la acción del Espíritu Santo, aspira una “vida consagrada, significativa y profética centrada en Cristo”, al estilo de Domingo de Guzmán y Hedwige Portalet, que predique la Verdad y porte la Luz de Cristo con respuestas coherentes, creativas e innovadoras a las necesidades del mundo de hoy, mediante el testimonio de vida comunitaria fraterna, en pobreza evangélica, en formación permanente y renovada misión apostólica hacia la unificación congregacional.